- María, ¿qué te apetece de desayunar?
- No sé, mamá, me da igual.
- A ver, cariño, me tienes que decir uno de los dos. ¿Limón o fresa? ¿fresa o limón?....¿qué quieres?
- …
- Vamos, que no tengo todo el día.
- Pero… ¿no puedo comer uno de esos helados de chocolate que tienes en el congelador mamá?
- No, hija, mejor que no. Te estás empezando a poner gordita y te tengo que controlar.
- Vale, entonces no quiero postre.